Su verdadero nombre es Thomas Sturges Watson, pero en el campo de golf y en el mundo es reconocido como Tom Watson. A sus 67 años, el estadounidense es considerado uno de los mejores golfistas y preparadores de la historia. No hay nada ni nadie que ponga en duda ese reconocimiento, y menos después de ver su currículum como jugador. Alzó varias copas en reiteradas ocasiones; quizás era lo que mejor sabía hacer, o sencillamente nació para eso.
Dos Masters de Augusta (1977, 1981), un US Open (1982), cinco Open Championship (entre 1975 y 1983), treinta y nueve torneos del PGA Tour donde se ha llevado el título de Jugador del Año seis veces, seis Champions Tour, éxitos en el Open de Australia y el de Hong Kong, así como cuatro torneos japonés, son parte de los títulos alcanzados por Tom Watson que lo llevaron a ocupar el puesto once en la lista de los máximos vencedores, en el que se posa el nombre de otros grandes como su compatriota Gene Sarazen, quien falleció el 13 de mayo de 1999.
Señor leyenda
El nombre de Tom Watson representa profesionalidad, entrega, dedicación, pasión y respeto. Fue número uno del mundo entre 1978 y 1982, cuando apenas daba sus primeros pasos de manera formal. La leyenda viviente se hizo profesional en 1971 e ingresó en el Salón de la Fama del Golf Mundial al ganar ocho grandes.
Al ver su evolución, se puede evidenciar a dos Watson; el primero, en plena juventud, un hombre que le pegaba a la bola de forma salvaje y sin control, acción que le hizo ganar uno de sus exitosos juegos cortos, y el segundo, mucho más mayor, calificado en el circuito senior como una de las estrellas ball-strikers pero con dificultad en los putts más cortos.
En su vida profesional, Watson tuvo ciertas bajas, y eso quedó de manifiesto al pasarse siete años sin ganar en el PGA Tour (1988-1995). Esto para cualquier golfista es un declive en su carrera y más aún para un personaje como Tom, que triunfó en 18 ocasiones entre 1980 y 1984. Sin embargo, ese tiempo le permitió cambiar la técnica y estrategia de juego.
En 1994 descubrió el secreto, el mismo que expuso en su libro titulado “El swing atemporal”, que impulsó a todo el mundo hablar de la forma cómo el norteamericano dibujaba sus golpes.
Momento de gloria
En 2014, a sus 65 años y con una enriquecida experiencia, Tom Watson se convirtió en el capitán de más edad en la historia de la Ryder Cup, en la que había participado como jugador en cuatro ediciones, obteniendo tres victorias y un empate.
El golfista, originario de Kansas City, era un veterano en las gramas verdes y quién mejor que él para capitanear, en ese entonces, a Estados Unidos para la contienda que se realizaría en Gleneagles, Escocia, país donde había ganado cuatro de sus cinco Open británicos, y donde casi consigue el récord como el ganador de más edad de un grande por su participación en Turnberry, en 2009, donde salió victorioso Stewart Cink.
Watson había esperado el nombramiento de dirigir a los mejores del golf americano desde hacía 20 años. Para él fue un honor volver, sobre todo porque tenía algo a su favor: era y sigue siendo el último estadounidense que comandó al equipo americano a un triunfo en 1993 en The Belfry, Inglaterra.
En 2016, el Masters de Augusta despidió a Tom Watson. Su primera jugada en el Masters fue en 1970 y hasta 2016 había disfrutado 43 ediciones, sólo por detrás de Gary Player (52); Arnold Palmer (50); Doug Ford (49); Billy Casper, Jack Niclaus y Raymond Floyd (45) y Ben Crenshaw y Sam Sneadd (44).
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